La metástasis ósea: cuando el cáncer llega a los huesos
El cáncer que empieza en un lugar puede extenderse a otras partes del cuerpo e invadirlas. Este proceso se llama metástasis. Si un tumor se extiende a los huesos, se llama metástasis ósea.
Las células cancerosas que alcanzan los huesos pueden dañar el hueso y causar síntomas. Se pueden usar distintos tratamientos para controlar los síntomas y la expansión de la metástasis ósea. Para entender mejor lo que ocurre en la metástasis, es bueno entender más sobre los huesos.
Los aspectos básicos de los huesos
El hueso es un tipo de tejido conjuntivo compuesto principalmente por minerales, como el calcio, y un tipo de proteína llamada colágeno. La capa externa de los huesos se llama corteza. El centro esponjoso del hueso se llama médula ósea.
Los huesos están vivos y siempre se reparan y renuevan en un proceso llamado remodelación. Hay dos tipos de células que ayudan en este proceso:
Estas son algunas de las cosas que los huesos hacen:
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El esqueleto brinda apoyo estructural.
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Los huesos protegen los órganos vitales, por ejemplo, las costillas protegen los pulmones y el corazón.
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Los huesos almacenan y liberan los minerales, como el calcio, que el cuerpo necesita para funcionar de manera correcta.
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La médula ósea produce y almacena glóbulos. Estos incluyen glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Los glóbulos rojos llevan oxígeno al resto del cuerpo. Los glóbulos blancos combaten las infecciones. Las plaquetas ayudan con la coagulación de la sangre.
Cuando las células cancerosas invaden los huesos, cualquiera de estas funciones de los huesos (o todas) pueden verse afectadas.
¿Cómo se propaga el cáncer hasta los huesos?
Cuando las células se desprenden de un tumor canceroso, pueden moverse por el torrente sanguíneo o los vasos linfáticos hacia otras partes del cuerpo. Las células cancerosas pueden instalarse en un órgano lejos del lugar de origen y empezar un tumor nuevo. El tumor original de donde se originan esas células se llama tumor primario. El tumor nuevo que se forma se llama tumor secundario. Los tumores secundarios en el hueso se llaman metástasis ósea.
Los distintos tipos de cáncer tienden a trasladarse a determinadas partes del cuerpo. Los siguientes tipos de cáncer suelen llegar a los huesos:
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Mama
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Riñón
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Pulmón
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Próstata
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Tiroides
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Vejiga
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Ovario
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Melanoma
¿Qué son las metástasis óseas?
Las metástasis óseas no son iguales que el cáncer que empieza en el hueso. El cáncer que empieza en el hueso se llama cáncer óseo primario. Hay distintos tipos de cáncer óseo primario, como osteosarcoma y sarcoma de Ewing.
Un tumor que hace metástasis en el hueso no está formado por células óseas. Las metástasis óseas están formadas por células cancerosas anormales que se originaron en el lugar del tumor original (o primario). Por ejemplo, el cáncer de pulmón que se expande hasta el hueso está formado por células cancerosas del pulmón. En este caso, la metástasis ósea se llamaría cáncer de pulmón metastásico. En los adultos, el cáncer óseo metastásico es mucho más común que el cáncer óseo primario.
Las células cancerosas que se expanden hasta el hueso suelen afectar los siguientes lugares:
Las células cancerosas que se originan en tumores de otras partes del cuerpo pueden formar 2 tipos principales de tumores óseos:
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El tumor puede comer partes del hueso. Eso genera huecos llamados lesiones osteolíticas. Pueden hacer que los huesos sean frágiles y débiles. Por eso, los huesos pueden romperse o fracturarse con facilidad. Estas zonas pueden ser dolorosas.
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El tumor puede causar que el hueso se forme y acumule de manera anormal. Estas zonas de hueso nuevo se llaman lesiones osteoescleróticas o osteoblásticas. Son duras, pero débiles e inestables. Pueden romperse y colapsar. También pueden ser dolorosas.
Los síntomas de la metástasis ósea
La metástasis ósea puede causar los siguientes síntomas:
Dolor de huesos
El dolor es el síntoma más común de la metástasis ósea. A menudo, es el primer síntoma que se observa. Al principio, el dolor puede ser intermitente. Suele ser peor a la noche o en reposo. Con el tiempo, el dolor puede agravarse. Aún así, el dolor no siempre implica que hay metástasis. El proveedor de atención médica puede ayudarlo a distinguir entre el dolor de la metástasis y los dolores causados por otros motivos.
Fracturas
Las metástasis óseas pueden debilitar los huesos. Eso pone a los huesos en riesgo de romperse. En algunos casos, una rotura (fractura) es la primera señal de una metástasis ósea. Los lugares más comunes donde los huesos pueden romperse son los huesos largos de los brazos y las piernas y los huesos de la columna vertebral. Por ejemplo, un dolor repentino en el centro de la espalda puede indicar que un hueso se está rompiendo o colapsando.
Problemas en los nervios
El entumecimiento o la debilidad en las piernas, los problemas para orinar o tener movimientos de vientre o el entumecimiento en el abdomen son signos de que la médula espinal puede estar comprimida. Cuando el cáncer hace metástasis en la columna vertebral, puede apretar o comprimir la médula espinal. La presión en la médula espinal puede causar estos síntomas, además de dolor de espalda. Si tiene alguno de estos síntomas, dígale a un proveedor de atención médica de inmediato. Sin tratamiento, puede causar parálisis.
Pérdida del apetito, náuseas, sed, estreñimiento, cansancio o confusión
Todos estos son signos de que puede tener niveles altos de calcio en la sangre. La metástasis ósea puede causar una liberación de calcio en el torrente sanguíneo. Este trastorno se conoce como hipercalcemia. Si tiene estos síntomas, dígaselo al proveedor de atención médica o al personal de enfermería de inmediato. Sin tratamiento, los niveles altos de calcio pueden causar un coma.
Otros síntomas
Si la metástasis ósea afecta a la médula ósea, puede tener otros síntomas causados por los recuentos bajos de glóbulos. Los niveles de glóbulos rojos también pueden bajar, lo que causa anemia. Los signos de la anemia son cansancio, debilidad y falta de aire. Si los glóbulos blancos están afectados, puede tener infecciones. Los signos de infección incluyen fiebre, escalofríos, fatiga o dolor. Si tiene un nivel bajo de plaquetas, puede tener sangrado o se pueden formar moretones con mucha facilidad.
Es importante que hable sobre todos estos síntomas con el proveedor de atención médica de inmediato. Encontrar y tratar una metástasis ósea temprano puede reducir las complicaciones.
¿Cómo hacen los médicos para encontrar y diagnosticar la metástasis ósea?
En algunos casos, el proveedor de atención médica puede encontrar la metástasis ósea antes de que tenga síntomas. Con algunos tipos de cáncer, cuando la metástasis ósea es frecuente, pueden hacerle pruebas para garantizar que el cáncer no se haya extendido a los huesos antes de hacer un plan de tratamiento.
Cuando tiene síntomas de metástasis ósea, pueden usarse algunas de las siguientes pruebas:
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Gammagrafía ósea. A menudo, con una gammagrafía ósea se puede encontrar una metástasis ósea antes que con una radiografía. Mediante esta exploración, se revisan todos los huesos del esqueleto para determinar si hay cáncer. En la gammagrafía ósea, se inyecta un trazador levemente radiactivo en la sangre a través de una vena. Las células óseas enfermas en todo el cuerpo atraen al trazador. Esto facilita que los huesos enfermos se vean con más claridad en el estudio.
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Tomografía computarizada. En esta prueba se obtienen imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, como los huesos. Se observan más detalles que en una radiografía normal. En ella se combinan radiografías y tecnología por computadora para crear imágenes transversales del interior del cuerpo. Estas imágenes se combinan para obtener imágenes detalladas donde se puede observar si el cáncer se extendió a los huesos.
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Resonancia magnética. En un estudio de resonancia magnética, se usan ondas de radio e imanes potentes en lugar de radiografías para obtener imágenes de los huesos y los tejidos. La resonancia magnética permite obtener imágenes transversales del interior del cuerpo. Es muy útil para ver la columna vertebral y la médula espinal, además de las articulaciones. A menudo, una resonancia magnética permite ver mejor el contorno de una masa ósea observada en una radiografía.
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Radiografías. Una radiografía puede mostrar los lugares del esqueleto a donde se ha expandido el cáncer. Las radiografías también muestran el tamaño y la forma general del tumor o los tumores.
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Exploración por tomografía computarizada por emisión de positrones (TEP). En esta prueba de diagnóstico por imágenes, se usa un tipo de azúcar radiactivo. El azúcar se inyecta en la sangre. Las células cancerosas absorben grandes cantidades de azúcar en comparación con las células normales. Después de la inyección, se recuesta en una camilla dentro de la máquina de TEP mientras se obtienen imágenes del cuerpo entero. Con una cámara especial, se toman imágenes de las zonas radiactivas que se detectan en el cuerpo. El estudio de TEP no es muy detallado, pero a veces permite detectar tumores demasiado pequeños que no se detectan con otras pruebas. Si se detecta una zona anormal, es probable que el médico indique otra prueba para obtener más información. Podría ser una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Las máquinas nuevas combinan los estudios de TEP y de tomografía computarizada para obtener imágenes más detalladas al mismo tiempo.
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Análisis de laboratorio. La metástasis ósea puede causar la liberación de muchas sustancias en la sangre. Se pueden hacer análisis de sangre para ver si hay cantidades más altas de lo normal. Dos de estas sustancias son el calcio y una enzima llamada fosfatasa alcalina. Los análisis de sangre para detectar estas sustancias ayudan a diagnosticar la metástasis ósea. Estos niveles también se pueden usar para medir los niveles de las sustancias químicas en el tiempo y revisar la respuesta al tratamiento. Pero recuerde, los niveles demasiado altos de estas sustancias pueden ser un signo de otros problemas médicos, no solo de la metástasis.
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Biopsia. El proveedor de atención médica puede sugerir una biopsia ósea para confirmar si un cambio es una metástasis ósea. Se extirpa una pieza pequeña de hueso y se analiza si hay células cancerosas. A menudo se hace cuando, según las pruebas de diagnóstico por imágenes y los análisis de sangre, se puede asumir que hay metástasis, pero no está confirmado.
¿Cuál es el tratamiento para la metástasis ósea?
La metástasis ósea se trata de la misma forma que el cáncer primario. Por ejemplo, el cáncer de próstata con metástasis en el hueso se puede tratar con terapia de hormonas. Además del tratamiento para el cáncer primario, se pueden usar los siguientes tratamientos para la metástasis ósea:
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Bifosfonatos (medicamentos que ralentizan el crecimiento de las células óseas llamadas osteoclastos, que descomponen los huesos)
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Denosumab (otro medicamento que ralentiza a los osteoclastos)
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Radioterapia y radiofármacos (medicamentos radiactivos)
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cirugía
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Ablación del tumor
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Cemento para huesos
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Otros tratamientos, como fisioterapia y analgésicos
Bisfosfonatos
Estos medicamentos ralentizan la descomposición anormal de los huesos causada por la metástasis ósea. Ayudan a lograr lo siguiente:
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Reducir el riesgo de fracturas
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Reducir el dolor de huesos
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Bajar los niveles altos de calcio en la sangre
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Reducir el daño óseo causado por la metástasis
Los siguientes son algunos bisfosfonatos:
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Pamidronato
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Ácido zoledrónico
En el tratamiento para el cáncer, los bisfosfonatos suelen administrase por un tubo pequeño y flexible llamado vía intravenosa cada entre 3 a 12 semanas. También se pueden tomar como pastillas por vía oral. Pero las pastillas no se absorben tan bien y pueden causar irritación en el tubo digestivo.
Los efectos secundarios de los bisfosfonatos suelen ser leves y no duran mucho tiempo. Los siguientes son algunos de los efectos secundarios más comunes:
Denosumab
A veces, este medicamento se usa en lugar de un bisfosfonato. Se administra como inyección debajo de la piel cada 4 semanas. Los efectos secundarios pueden incluir sarpullidos, dolor en los músculos o las articulaciones, náuseas, estreñimiento y diarrea.
El denosumab puede administrarse si no hay resultados con los bisfosfonatos. Puede ayudar a prevenir o retrasar problemas como fracturas en personas con metástasis ósea.
Radioterapia y radiofármacos
En la radioterapia, se usan haces potentes de rayos X para dañar o destruir las células cancerosas. A menudo, la radiación ayuda a aliviar el dolor y matar las células del tumor en la metástasis ósea. También se puede usar para prevenir fracturas y tratar la compresión de la médula espinal. Pueden pasar hasta 2 o 3 semanas para que el tratamiento tenga pleno efecto. Los efectos secundarios de la radiación pueden incluir cambios en la piel de la zona que se trata. En muy pocos casos, puede causar un aumento a corto plazo de los síntomas de la metástasis ósea.
El tratamiento con radiofármacos es otro tipo de radiación. En este tratamiento, se coloca una sustancia radiactiva en la sangre a través de una vena. Las zonas de hueso que tienen cáncer atraen a esta sustancia. Cuando se administra la radiación directamente en el hueso de esta forma, se matan las células cancerosas activas y se pueden aliviar los síntomas. Es muy útil cuando hay muchos huesos afectados. Los efectos secundarios son poco frecuentes.
Cirugía
La cirugía podría hacerse para prevenir o tratar una fractura de un hueso. La cirugía puede implicar el retiro de la mayor parte del tumor, la estabilización del hueso para evitar o controlar una fractura o ambas opciones. Pueden colocarse varillas metálicas, placas, tornillos, alambres o clavos para fortalecer o dar estructura al hueso dañado por la metástasis.
Ablación del tumor
En este tratamiento, se coloca una sonda directamente en un tumor. Se puede usar una tomografía computarizada para guiar la sonda. Luego se envían sustancias químicas, señales eléctricas, calor o frío por la sonda para destruir el tumor desde adentro.
Este tratamiento puede ser una opción para 1 o 2 tumores que causen problemas. Si queda un hueso, se puede rellenar con cemento para huesos (ver abajo).
Cemento para huesos
Se puede poner un pegamento o cemento de secado rápido en el hueso con una aguja. Esto sirve para estabilizar o fortalecer el hueso.
Si se pone cemento en los huesos de la columna vertebral, se llama vertebroplastia o cifoplastia. El cemento para huesos se inyecta en uno de los huesos de la columna vertebral para evitar que colapse. Se llama cementoplastia si se usa para tratar otros huesos.
Este tratamiento se puede usar después de otros tratamientos para destruir el tumor en el hueso.
Otros tratamientos
Otros tratamientos para la metástasis ósea y sus síntomas incluyen fisioterapia y el control del dolor con o sin medicamentos. Se pueden usar muchos medicamentos o combinaciones de medicamentos para el tratamiento del dolor de la metástasis ósea. Los principales tipos de medicamentos que se usan para tratar este dolor son los medicamentos antinflamatorios no esteroideos (AINE), como la aspirina y el ibuprofeno. Sirven para detener sustancias llamadas prostaglandinas, que parecen ser la causa de gran parte del dolor de huesos. Otras formas de controlar el dolor sin medicamentos incluyen el uso de calor y frío, la relajación y camas o colchones terapéuticos.